domingo, 24 de octubre de 2010



Y seguimos rompiendo puertas y abriendo otras, es curioso ver las tripas de una edificación y decidir que, a partir ahora, serán otras, y es agotador decidir cosas tan básicas como cuántos enchufes hay que poner y calcular en el vacio roto, que ahora es la sala, que ningún espacio quede olvidado para cualquier uso futuro.
Me asusta verlo todo desolado y lleno de polvo, y me consuelo imaginando colores y azulejos ver como, poco a poco, de lo viejo y destartalado va saliendo la belleza y la luz, algo así como un lifting pero con mejores resultado.
Viendo además lo curioso que es este espacio creo que será posible no sólo ensayar con compañias pequeñas sino presentar pequeños espectaculos para distribuidores o amigos, algo así como hacen los argentinos de llevar al público a sus salones. Pienso que podemos hacer tantas cosas y todas buenas pero ahora me parece una obra faraónica.
También apetece ver la posibilidad de proyectar sesiones de cine y además está lo de los cursos y ¿por qué no? intentar montar decorados y grabar escenas de verdad.

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